jueves, 21 de noviembre de 2013

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El montes de las ánimas

El monte de las ánimas es una historia de Gustavo Adolfo Bécquer

La historia transcurre en un monte soriano, llamado Monte de las Ánimas, el día de los Difuntos. Comienza con una expedición de cazadores de ese lugar. Así es como Beatriz y Alonso, hijos de los Condes de Borges y de Alcudiel, junto a sus padres y pajes, montados a caballo, inician el camino hacia la cacería. Alonso, que es cazador, empieza a contar una leyenda, la del Monte de las Ánimas. Al parecer, a este monte que llamaban de las ánimas pertenecía a los Templarios, que eran guerreros y religiosos a la vez. Cuando los árabes fueron expulsados de Soria, el Rey los hizo venir para defender la ciudad, lo que ofendió a los nobles de Castilla y se creó tiranted entre ellos. Entonces, se inició una lucha hasta que el rey finalizó la guerra. el monte fue abandonado y en la capilla de los religiosos se enterraron los cuerpos de unos y otros. Desde entonces, cuando llega la noche de los difuntos se dice que las ánimas de los muertos corren junto con todos los animales del monte, muertos de miedo y sin que nadie quiera permanecer ahí por esta fecha.
Una vez en casa de los Condes y reunidos junto al fuego, sólo Beatriz y Alonso estaban separados de la conversación general, hasta que el joven rompió el silencio comunicándole a su prima que pronto se separarían y que antes de ello le quería regalar una joya. Beatriz le contestó que aceptar un regalo suyo podía comprometer su voluntad, y entonces Alonso le contó que era el día de todos los santos y que por lo tanto, un día de celebración para todos. Ella, sin decir nada, aceptó el regalo y él le pidió alguna cosa suya. Beatriz estuvo de acuerdo y le dijo que en el monte de las ánimas perdió la banda azul que llevaba en la cacería, y que justamente quería regalársela. Alonso no era capaz de ir solo al monte de las ánimas y buscar la banda azul. Pero al ver una sonrisa irónica de Beatriz, se levantó, y muerto de miedo se dirigió hacia el monte en su caballo. Fueron pasando las horas hasta llegar la media noche y Beatriz no podía dormir. Estaba asustada y con insomnio, oyendo las campanas de la ciudad de Soria, hasta que llegó el amanecer. Cuando se levantó Beatriz, vio su banda azul rota y ensangrentada en su mesilla de noche. Beatriz quedó paralizada, sus ojos se desencajaron y cuando vinieron sus sirvientes para avisarla que Alonso había sido devorado por los lobos del monte, la encontraron inmóvil y muerta de horror.
Dicen que después de este suceso, un cazador logró estar una noche dentro del monte de las ánimas, y que antes de morir pudo narrar que vió los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles sorianos enterrados en la capilla, y además, pudo ver también como una mujer desmelenada y con los pies ensangrentados daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.