domingo, 23 de marzo de 2014

PÍCARO SIGLO XXI


Sevilla, 27 de abril de 2009 
C/ Maratón nº 25    


        Querido Abad:

Le escribo para contarle cosas que me ocurrieron en mi niñez y adolescencia. Le escribo porque me enteré que buscaba relatos biográficos para su periódico. Escuchado eso, me interesé en escribirle mi vida.
  Soy Asad Abaid. Soy de origen árabe. Mi madre me tuvo muy joven, con 17 años. Nací el día 7 de octubre de 1992. Mi madre se llama Rosalía y mi padre, que es de origen árabe, Mohamed. 
 Vivía en un barrio muy conflictivo, llamado "Las Tres Mil Viviendas", Sevilla Mi casa era vieja, sucia y malolienta. 
   Cuando yo tenía 5 años, a mi familia y a mi, nos echaron de nuestra casa, por no poder pagarla. Marchados de esa casa, nos fuimos a un sitio con peor aspecto. El sitio tenía un nombre muy raro y además era insaluble.
   Cuando cumplí los 7 años, nuestra situación económica era lamentable, ya que ni mi madre ni mi padre tenían trabajo. Pasados unos meses, mi padre murió, por causas de un paro cardiaco. Mi madre viuda se marchó y me dejó en un orfanato. Yo que sólo tenía 7 años, no tuve otro remedio, que aguantar todo lo que me hacían.
   Cuando cumplí los 8 años, planeé escapar del orfanato, ya que el trato allí era insoportable. Los niños de allí, tenían una forma de ser muy desagradable. También aquel lugar era viejo, sucio e íncluso con cucarachas correteando. Esos fueron los motivos por los que me escapé de aquel lugar. Marché en busca de mi madre. Cuando la encontré, descubrí que mi madre, se había convertido en prostituta, pero medio entendí que era por ganar dinero para ir a buscarme cuando tuviera dinero para mantenernos a los dos. La ví con un anciano, de piel rugosa y calvo. Entonces fui hacia ella, le dije que queria volver con ella, pero me dijo que ella no quería saber nada de mí. Sabiendo eso, pensé que no era verdad la idea que yo tenía, pero no dejé que mi vida se estropeara por una mujer insensible como ella. Así que me convencí de que era huerfano de verdad.
   Caminando, encontré un pueblo llamado Estepa. Este pueblo era muy bonito, la muchedumbre abundaba por todas las calles y las casas eran coloridas aunque se veía que era un pueblo humilde. Fuí en busca de una fuente para poder beber un poco de agua, ya que llevaba muchos días sin llevarme nada a la boca. No tuve otro remedio que robar algo de comer en una tienda. 
    LLamé a una casa que parecía que vivía una familia rica, entre tanta humildad. Me abrió un anciano y me preguntó que era lo que queria. Hacía frío y llovía mucho. Yo le contesté que si me podia quedar al menos una noche en su casa, que era húerfano,que estaba lloviendo y no tenía donde dormir porque las cajas en las que habitaba, se habían mojado. El anciano muy preocupado por mí, me dijo, que pasara y que me comportara como en mi casa. Yo ahí, me dí cuenta que el anciano era muy buena persona. Tenía una casa preciosa y muy lujosa. Se notaba que era un anciano con mucho dinero. El anciano se llamaba Rufino.   Me preguntó si pensaba ir a la escuela y le dije que nunca había ido y que no sabía que era estudiar.        
    Poco tiempo después, el pobre anciano, murió y yo ya no tenía donde dormir, ni que comer, así que seguí robando y buscando hogar.
   No encontré nada, así que no tuve otro remedio que ir a un comedor social, donde daban de comer a pobres que no tenían nada para vivir. En ese momento yo tenía once años. Cuando entré en el comerdor, habían cambiado de aspecto, me fui poniendo más rubio de pelo, más moreno de piel, e incluso más guapo. Mi personalidad no había cambiado desde hacía años. Estando en el comedor, conocí a un niño, del que me hice amigo. También conocí allí a una chavala que estaba en las mismas condiciones que yo. Ella era rubia, con ojos azules y de poca altura. Me enamoré de ella y estuvimos saliendo, aunque sólo duramos tres meses. Cansado de ese comedor con mal aspecto, me marché con mi amigo. Fuimos a buscar comida y hogar, pero cuando íbamos por la calle nos atropelló un coche. Sufrimos mucho daño y mi amigo murió. Yo no tenía dinero para pagar el hospital y no quisieron hacerse cargo de mí, entonces me dejaron en la calle, ya que la justicia era injusta. Cuando me recuperé, seguí mi camino. Entonces, llegué a un pueblo llamado Antequera. Fuí al centro del pueblo y allí, la gente parecía amable. Pregunté a un hombre si sabía donde podía encontrar trabajo. Él me contestó que fuera al bar llamado Gavilondo. Cuando llegué al bar, el jefe me dijo que tenía que hacerme unas preguntas antes de empezar a trabajar. Yo le respondí a todas sus preguntas y enseguida comencé a trabajar de camarero en el bar. Trás un día de mucho trabajo, robé un poco de dinero de la caja, para comprar cosas, pero me pillaron y me echaron del trabajo.
    Pronto encontré trabajo, porque me enteré, que una mujer, buscaba una persona para cuidar a su hijo.Yo como un niño de 154 años, quise hacerlo.Este trabajo se hallaba en Guadix.
     Cuando viajé hasta Guadix, pasé por Granada y muchos sitios más. Llegado allí , fui a la casa de esta mujer.
    Al final, todo salió mal, porque yo no cuidé bien de su hijo.
   Mi madre me buscó y me encontró, me dijo que quería estar conmigo y que se arrepentía de todo lo sucedido. Ella me dijo que tenía una casa en Almería, que había comprado con el dinero de todo su trabajo. Nos fuimos juntos y hasta día de hoy seguimos juntos.

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